Gugu.
¡Le buscaba, existía, era un misterio,
se lo habían contado las estrellas, en confidencia.
Recorrió a besos todo el contorno de su boca, varias veces,
serenamente, dominando su locura y frenesí.
Finalmente, en el camino besado, encontró su secreto,
la comisura derecha, era dulce y profunda,
devolvía la caricia palpitando y al mismo tiempo sonreía.
Ya era suya, la había descubierto,
se deleitó en ella, cayendo en ese abismo.
Probó ensayar en la izquierda,
con la poca cordura que le quedaba,
no tenía la misma entrega, ni el suave dulzón.
Volvió en sus besos, ahí le esperaba,
anhelante, ese rinconcito de vida, de pasión;
se prendió de ella, de su ternura, de su furia y,
esta vez, en encantamiento total,
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