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martes, 19 de marzo de 2024


Entender el motivo de tu partida

Para qué, finalmente, siempre corrías en huida 

El engaño era mutuo, fue difícil entenderlo

Sólo fue un intento vano de amar, para ti: un juego

No abriste ni un poco tu corazón 

Lloré de pena, cada noche, sin embargo, mi amargura no era por ti

No sentía lo desaforado y ardiente por tenerte a mi lado, estaba perdida 

En tus idas no había suspiros tras de ti, dónde estaban mis anhelos, esos que me enloquecían con un roce?

En tu tibio existir, un bostezo marchito siempre hilaba, confundida

No palpé esa urgencia hirviente en aquel pleno beso que nunca me consumió 

Por ti, este corazón latía pausado, nunca logré  engañarlo, él siempre supo que

No valía la pena estar a tu lado


jueves, 14 de marzo de 2024

Un café para mi tristeza (2)



 Era de noche cuando Volví a casa, iba llena de tristeza, no había logrado vender ninguna de mis mercancías, mis hijos se contenían de preguntar si les llevaba algo de comer, sus ojitos ansiosos los delataban, tenían hambre, les llené de besos y abrazos y les pedí perdón por no haberles dado un bocado que llevarse a la boca ese día.  Preparé un poco de café, en la despensa vacía había encontrado un poco de café legal en un sobre viejo y caducado, esa fue la comida de ese día, un jarro de humeante café sin azúcar, les endulcé el momento con anécdotas divertidas, mis hijos fingieron sus sonrisas, lo sé, aman a su madre y no dudaron el ocultar la tristeza ante la desolación que estamos enfrentando.

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Mi esposo bebió como todos los días, es la primera vez que me ofende a gritos, incluso con jaloneos me  pidió que abandonara la casa, los vecinos se asomaban por sus ventanas, todos escucharon sus insultos y el escándalo por hecharme en plena calle.  Bebo un café caliente con dos cucharadas de azúcar, quiero endulzar la amargura de mi ser y el bochorno de ser maltratada ante las miradas curiosas, algunas discretas y otras descaradas; lloro, es inevitable, en cada sorbo de café planeó varias estrategias, pero, termino llorando inconsolable, me siento cobarde, no le abandonaré, bebo a grandes tragos el resto de café y humillada, voy al lecho, con mi esposo ebrio.  

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Mi madre nos abandonó por otro hombre, sentí odiarla, deseándole la muerte, soy muy joven y no entiendo cómo el amor también puede romper a otros por simplemente existir, también entiendo que hago mal al tener estos sentimientos que me hacen tanto daño, al leer estas historias de tristeza y un café, comparto la mía.  Uno más que toma a sorbitos y soplando un café caliente, ya me quemé el hocico y espero que haga lo mismo con mi tristeza y el dolor de no tener a mi mamá. 

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