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viernes, 30 de noviembre de 2018

Ticis

Le cubrían las piedras, estaban tibias, Ticis, esperaba, paciente, observaba la flor dormida, el frío la despertaría de su letargo, parecía seca, muerta. Calor calcinante, lluvias abundantes, vientos furiosos y la flor no perecía, se hacía más fuerte; Ticis le cuidaba, con su cuerpo le protegía, soportando las inclemencias del tiempo, jamás se apartaba de la flor. Algunos brotes verdes en todo el vacío del paisaje, solo piedras, la flor y Ticis. Las piedras gimieron, chocando entre ellas, se acariciaban felices, Ticis no perdía detalle, la flor se abría, embriagaba todo con su aroma, brillaba y exhalaba sentimientos contenidos; Ticis, agonizaba, la flor se inclinó hacia Ticis, lloraba gotitas de rocío, amaba a Ticis, como no amarle, cuando Ticis le ofrendaba su amor y su vida.

"Ticisssssss!", Murmuraba la oscuridad eterna, la flor emanaba el calor desde sus raíces, Ticis no podía morir, no! La sonrisa débil de Ticis lo bañaba todo, las piedras vibraban, chocando entre sí, amaban a Ticis, no cubrirían su cuerpo sin vida, no serían su sepultura, se negaban a no volver a tener la tibieza mutua, a su risa y su charla siempre animada, esperando el invierno, el beso gélido que vuelve a la vida los corazones muertos.

Muerta!, sí!, muerta la flor! En su letargo, la flor, exigía la protección de Ticis!, egoísmo puro, despectiva, realmente, nunca le importó Ticis, guardián enamorado. Un ligero temblor y con eso era suficiente para reanimar el alma de Ticis, nunca fue! Fe, eterna espera,  cortaron el espíritu de Ticis, ¿el amor destruye? ¿El amor todo lo aguanta, hasta la muerte? ¿El amor es negarse a sí mismo? ¿El amor es soledad?

La flor no soltaría a Ticis, renacería, entre los pétalos de un tierno brote, en la flor misma, le pertenecía, Ticis no le abandonaría nunca, ya no, demasiado tarde!, serían savia y sangre, suspiro y esencia perfumada, el corazón de Ticis ardería en el filo invernal, en cada renacer de la flor, palpitaría en amor eterno, la flor,  jactándose, viviría de la muerte misma!


Mole Colgada

Con paso ligero, sin prisas y sin angustia, llegué a ti;
Mole Colgada, besado por los cuatro vientos, rociado por las perlas de tantas almas, su ofrenda. Su congoja es grande.
Me mirabas a los ojos, buscando mi lastre ruin, advirtiendo que ya no lo arrastraba más, pesó igual el rictus de tus labios y la pátina de tu rostro. Fingen, hipócritas!
Te forjaron con los más puros metales, con sangre, sufrimiento, traiciones y burla; cuanta avaricia!
Acuden a ti los fantasiosos y zafios, a vertir el asco de su ser y continuar en la podredumbre de su alma, alardeando tu perdón.
Te vi diferente, aún eres impresionante y antiguo; frío e inaccesible; sin lengua. Ellas lloran.
Mi paz te hizo temblar, extrañaste mi clamor,
Siempre pierdo, lo confieso y sonrío, aún duele.
Busqué tus ojos perdidos en la nada y sin fondo en ellos, no quise perderme.
El sol me rozaba, tibio; tú, frío, corazón de piedra, estatua de sal.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Clases de bisutería



Cadena elaborada a base de argollas, labor de gran dedicación: el dije, colgante, es una argolla con perlas acrilicas y cristal checo.
Galería “Cyntia”

viernes, 23 de noviembre de 2018

Hoy

Aduéñate del tiempo, omite las distancias y abrázame!
Confunde pasado y futuro,
Haz eterno el presente,
Quédate!, Bésame!
Danzaré en el viento,
Sin historias, Leyendas olvidadas.
Toca mi mano, He vuelto,
Este es el día elegido,
Volví aquí, contigo,
Traspasé fronteras en
Un salto cuántico,
Lo decidí entre todos
Los días de este sueño llamado vida,
Disfrutemos lo extraordinario de
Un día simple: Hoy!

Un sueño

Soñaba en darle alcance,
Pisar sus huellas tibias,
Y era su sueño, amarle,
Dormir en sus brazos y soñar,
Creando torbellinos al amanecer,
Besaba al viento,
Ansiando el goce de sus labios, Dulce anhelo,
Sueño no seas cruel, no le abandones,
Mira su dicha, por fin se pertenecen,
Murmura soñando, sonríe, déjale ser,
No le despiertes, soñar es vivir, créelo, por que,
La vida en sí, es un Sueño!


Tú y Yo

No desaparezcas!
Aún no, te necesito!
Atiende el llamado del Amor!
No huyas, haces tanta falta!
Mira que sin tu mano fuerte, flaqueo!
Mírame, eres guerrera!
Lo sé bien,
Lo dice tu poema,
El de "Adelante, Guerrero"!
Tu sangre de tinta bien que lo dictó,
Conoces tu alma, tu espíritu ruge!
Vamos, siempre Tú y Yo!
Y, con firmeza, se alejó del espejo...

Ven!

Dulce temblor,
Saciedad cruel,
Desfallece, quemándose,
Muere!
Beso paladea vino y miel,
Tu sed!
Sin ceniza, enciende!
Piedad, reza diez!
Ensordecen relámpagos!
Ven!

lunes, 12 de noviembre de 2018

Muñeca de porcelana

Madrid: Gracias por Mari Picota.

¡La seda de su blanca piel
De la muñeca de porcelana
De carne viva, que llora
El sedoso y negro marco de su flamante cabellera
Realza sus ojos de gitana
Plasmando la prístina España en su dulce acento
De su sonrisa generosa, hoy de mueca escondida
Tuerce su frente la sombra de su ruina
Ha sido rota  y no halla sus fragmentos
Unió los que quedaban, pero,
El azabache de su cabello ha sido estropeado
No se perdieron sus trozos, huyeron, cobardes
Carecieron del temple de
La tierna muñequita de porcelana, quien ya ríe, serena
Aún sin los cachos que añora su cuerpo
Jamás dejará de ser la niña hermosa de porcelana
Entre los pedazos de su cuerpo, hubo milagro
Halló su corazón, completo!



domingo, 11 de noviembre de 2018

Las Sirenas no existen (Capítulo X)

Dulce agravio, secuestra mis sueños, la vigilia tan fría y vacía, su sabor salado es el deleite de mi pesadilla. ¿Quién se cree? Nuestros cuerpos, de la dama y el mío, hablan del tiempo atrás, a mí no me importan los días idos o los que vienen; si hubo alguien que me esperaba, ya no existe, ha muerto con cada beso o agasajo que me brinda la Sirena, se esfuma lo que fui. Estamos convertidos en piltrafas que aún respiran, somos el alimento de ese adefesio, ¿cuándo terminará de consumirnos?, ¿por qué juega con nosotros?, ¿algún día dará fin a este dulce tormento?

¿Cómo volvió tan rápido la Sirena?, ¿estaba espiándonos? No, su hedor la delata. Les contemplo extasiado, no quiero sufrir y son tal para cual; hiervo de coraje, sostengo mi anillo atado en el bies de una mis prendas, trato de concentrarme en mis recuerdos, en mi familia, amigos, sin éxito; la Sirena bebe de los muslos de la dama, no pierdo detalle de su acto o sacrificio, el cuerpo delgado de mi compañera da lástima y la Sirena se deleita con ella. No puedo aborrecerlas, ellas son mías como yo de ellas, nos pertenecemos. En el compás de sus cuerpos, danza mi mirada, se aman con tanta pasión, como si fuera la última vez, aquí he deseado tener un lienzo y poder plasmar su erotismo, poder demostrar con un cuadro la presencia de ese ser increíble. No soporto más, hundo mi rostro entre mis manos, sus jadeos y la entonación de la Sirena me torturan, simplemente no puedo tolerar que ellas me traicionen. Estos pensamientos me consumen, las necesito, las deseo, las odio.

Aprieto los puños y sollozo suavemente, la Sirena inunda mi ser, atormenta mis sentidos sedientos, lucho por mí, no quiero perder, ya no, he de vivir, deseo vivir, pero,  ella en mi cuerpo me conduce a la muerte, en sus pechos diamantados me extravío, mi mente la evoca a cada instante, sólo vivo para ella. Tanta confusión me hacen dudar de mi juicio, ella es un engendro, es un diablo, sospecho que es un desvarío, que no estoy aquí, que el tiempo no se ha detenido. ¡Las Sirenas no existen!, grito enloquecido, ¡No existen!, ¡No existen! y me quiebro en un llanto desgarrador. El silencio es molesto, oscureció y la llovizna diluye la sal de mis ojos; ellas, abrazadas, en una pose relajada, no terminan de acariciarse, soy invisible, ellas no me ven, no me escuchan; en todo lo vasto de este mar, de este cielo infinito  colmado de fulgores, estoy tan solo.