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miércoles, 24 de mayo de 2017

La agonía del amor

Por qué me condenas?

En frigidez, su seco corazón, evapora desprecio.
Palpita insensible a los días de estío, donde fallecíamos de amor.
Desdeña la agonía del fuego sagrado de mi fiel corazón.
¿A dónde irá el calor ardiente, la agitación embravecida de esta pasión?

Quema el hielo de sus ojos apagados.
Mira sin ver en la distancia.
Esquiva mis luceros ardientes.
¿A dónde fue su mirada qué refulgía como el fuego mismo?

Habla en apatía y frialdad.
Desvía su mejilla y su boca de mi tibio beso.
Mimos inexplorados, brincando al viento, en extravío.
¿Qué fue de ese ardor cuando aprisionaba mis labios?

Su abrazo lisonjero, gigante, abierto,
Qué urgía despacio en mi cuerpo y se hacía estrecho,
Hoy tan negado, mueren mis brazos sin el hilván de sus dedos.
¿Cuándo se llenó de vacío ser ceñida en la protección de ese lazo?

En desolación, sus letras desfallecen en el olvido.
Arruinó la llave que tenía para escribir la poesía.
Sediento mi sentir del verso qué codiciaba recorrer mi alma.
¿Dónde anidan esos símbolos sagrados qué culminaban en frenesí?

En su soberbia y desdén a este tierno corazón,
Mi corazón qué yace en tinieblas sin él, agonizante,
Muere mil veces, sin morir, en gran tortura,
Sólo se extingue en sombría condena con su deserción a este amor.

Eterno se hace el tiempo ante el sufrimiento.
Perpetuo el pesar amargo sin el latido de todo su ser.
La agonía del amor se torna infinita.
Ignoraba que existen lágrimas de fuego, por la profunda tristeza y
La insaciable avidez a su  querer, por la inminente muerte.

Aún envuelta en miles de llamas negadas a extinguirse,
Me rodea, apretando gélidamente, su desamparo a este cupido caído.
¿Habrá desenlace a esta aflicción, será pesaroso en su amnesia a esta falsa ilusión?
¿A dónde se ausentan los suspiros, los roces, los "te amo", el vacío de sus palabras,
El deseo, las miradas que hablaban y acariciaban, los corazones rotos,
Promesas incumplidas, tantas ilusiones, el encantamiento qué seducía,
La consagración de su cuerpo, la bendición de su amor?
Por qué ahí quiero ir a vivir yo.

Eres una daga clavada dulcemente en mi corazón, un hechizo, maleficio de amor.
Esta daga qué alguna vez dio vida, ahora será mi muerte, lenta, en silencio y
De no morir de esta agonía, aprenderé a vivir con ella.
Caminaré sola, sin magia, en adversidad, con un hueco en mi mano,
Y, aunque me arranque un pedazo de mí,  sé qué,
Algún día, aprenderé a vivir sin ti.





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