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miércoles, 5 de julio de 2023

Vestido de novia



 He de encontrarme


Después de golpear a Chuno, lloré en mi cama, desperté con el maquillaje corrido y vestida, ni siquiera me había quitado los tacones; al bajar a la cocina, Chuno ya estaba listo para ir al colegio, mami, siéntate, desayuna, me dijo, y le temblaba la mano, noté sus ojos hinchados, desayunaba su cereal con prisa y le ordené que masticara bien, sentí culpa al ver el moretón en su mejilla, no recordaba con qué le había pegado, sólo recorde su cuerpecito relajado cuando le arroje a su cama; no me detendría en castigar a mi hijo, anteriormente, me golpeaba mi abultado abdomen, me jalaba el cabello o me abofeteaba enfrente de mi gran espejo, el desfogue que sentí al violentar a mi niño de seis años fue suficiente para lograr sentirme en paz por varios días; es mi hijo, sólo mio, de nadie más.


Embarazada, lloré abrazada a Chuno, mi joven novio, pensé que nos casaríamos de inmediato, nos amábamos con locura, Chuno me prometió que terminaría la carrera de abogado, que compraría una casa y que nos casaríamos; mis padres me permitieron quedarme en casa cuando nació mi hijo, mi padre me consiguió un empleo en su oficina, debía cubrir los gastos de mi pequeño, Chuno, mi novio, no me permitió nombrar a nuestro hijo como mi padre, sería , Chuno, como él.


Emocionada, compré mi vestido de novia, blanco, de encajes, Chuno ya tenía trabajo en provincia y compraría una casa de interés social. Mi madre, en su lecho de muerte, me dijo que lamentaba no haberme visto en el altar con los Chunos y del brazo de mi padre para entregarme a mi amado novio. Mis padres le heredaron la casa a mi hijo, sus ahorros de toda la vida y su tristeza por saber quién era mi novio querido.


Chuno, ha postergado nuestra boda, al principio, me decía que era su adorada novia y que tendría que serle fiel; hoy, sólo me grita que no ande de puta. Ahora tiene una estabilidad económica, su trabajo le impide tener tiempo para visitarnos, pocas veces al año visita al pequeño Chuno, se queda con nosotros un día o dos, me da un poco de efectivo, tenemos sexo y huye. 


Por años, emocionada, sacaba mi vestido de novia y fantaseaba con nuestra ceremonia de bodas; también había comprado artículos para nuestra casa, para cuando viviéramos juntos, tendríamos todo nuevo. Chuno salió dando un portazo, su enojo en cada visita es más grande, en cuanto lo vi entrar, le lancé una lista de reclamos y no lo soportó, ni siquiera saludó a nuestro hijo; enfurecida, desgarré el vestido de encajes y rompí vajilla, jarrones y todo lo que se podía hacer añicos, mi hijo intentó detenerme, estaba destruyendo todo lo que había adquirido llena de ilusión.


Reviso mi maquillaje en mi gran espejo, detesto mi gordura, he realizado todas las dietas y ninguna me funciona.  No sé porque sigo aferrándome al cuerpo y labios de Chuno, mi amado novio, cada vez que viene, me conformo con sus migajas y su desprecio; empiezo a odiarlo, ya no hay paz con él y con su ausencia, en cada partida, lo maldigo. He deseado vivir otra vida, otro amor y siento que mi hijo me estorba; el gran amor de juventud se distorsiona, no logro romper este vínculo, anhelo a aquel joven amante y aunque se con certeza que nunca será mío, que no me ama y, lo peor, que yo me miento; estoy estancada, me siento la novia vestida de blanco, vacía y extraviada.  Mi hijo hace todo para complacerme, me miente, finge y descubrí que sólo me odia; en cada enfrentamiento con mi novio, termino desquitándome con mi hijo, es el mártir que aún me soporta, ya es un adolescente y podría con facilidad doblegarme físicamente y no lo hace; muchas veces le grite que por su culpa, esto y aquello; y así lo siento, mi hijo es culpable de todo, de no haber nacido, yo ya estaría casada con cualquiera y sería muy feliz.

Entre llanto y suspiros, recapacito en esta fría madrugada, comprare otro vestido de novia, más moderno, haré otra dieta, le hablaré a mi amado novio y lo perdonaré por nuestra última pelea; le exigiré que cumpla su promesa de matrimonio, haremos una fiesta pequeña, tengo mis ahorros, podré ayudarlo con los gastos de nuestra boda, mi cariño le cambiará ese feo carácter explosivo y violento; le brindaré la casa de mis padres, haré cuanto me pida.  Le marqué a mi amado novio, aún era de madrugada y en su furia, me ha lanzado insultos crueles, es probable que estuviese dormido, pudo no entender mi ofrecimiento, mañana, sábado,  le vuelvo a marcar, cuando esté más tranquilo.





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