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sábado, 21 de enero de 2017

La mesa de los Dioses

Desplomado en el barro, caída sin ilusión.
Rapiña en sus sueños, sin importar quién fue el desleal.
Miles de razones para llorar.
En ese fango surgieron matices.
Al límite del cuerpo, al borde de la desolación.
Sin culpar a nadie, jamás.
Se aferró a un matiz: rendirse, "No".
Fue azotado, confundido, aplastado, humillado.
Se sostuvo en un tono de barro, se levantó.
Al levantar la mirada, sus amores, no estaban,
sólo marchita desolación.
Quebró su rodilla, se hundió,
un dolor infrahumano, la cúspide de lo atroz.
Se rompió en pedazos, ¿por qué ellos?
Destrozado, en derrumbe, fue pateado.
Le arrebataron la más ínfima visión.
En espejismo surgió del matiz, otra tonalidad,
su mente era más fuerte, su alma ya no.
Sin fuerzas, otro grado de matiz, esforzarse, animarse.
Todo fue fragmentado, fracción a fracción, fue superado.
Trastabillando, con el peso del fango, cubierto de él,
sus matices en escala, le doblegaban, lo aislaban.
Atrapado, desesperado, quebró lo imposible,
"imposible" nunca más existió.
En demora, colisionando, llegó a la mesa de los Dioses,
vacía de ellos, "¿Dioses?", nunca existieron.
Ahí, sentados a la mesa de los Dioses, en ese abandono omnipotente,
estaban simples mortales, también espíritus (la esencia de su ausencia),
llenos de colorido, miles de matices,
corazones agradecidos, semillas de fé y esperanza, confianza en él,
manos desgastadas de tanto aferrarse y empujarle,
siempre en el intento, sin abandonarle.
Ellos, sentados a la mesa de los Dioses, eternamente,
inspirándole, apoyándole, aliviándole.
No pereció quemándose y renaciendo de sus propias cenizas,
como dice la leyenda de el ave Fénix.
La fuerza del más puro metal en su corazón,
no fue fraguado en fuego, fue en fango y piedras.
Las piedras preciosas de su mente,
fueron talladas en sufrimiento, en desplome,
en tortura, con estoicismo,  fuerza,  entrega.
Ya erguido, sin clamor, sin queja; reconociendo,
agradecido, pues el matiz más divino, espiritual,
más puro, de gozo, de esos simples mortales y
almas idas, fue: "Su amor incondicional".

KCHI



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