Herido de muerte, sostiene su espada.
Estremecen sus piernas, así se levanta.
Sus ojos en bruma, avanza.
De sombra la muerte, ya no se separa.
Guerrero lo sabe, no combate con ella.
Lo avivan sus muertos, se apoya en Dios.
Lo incita mi alma, lo exhorta mi corazón.
La vida y la muerte tienen desavenencias.
Rivales y hermanas, hay choque por él.
No existe piedad, alguien dominará.
El tiempo se cumple y una mano lo sujetará.
Combate con fiereza y decisión.
Sin último instante, él todo lo da.
Su mente maquina estrategias, no proyecta caer.
No se detiene, tropezando, anticipa su andar.
¡Adelante, Guerrero!
Ruge en mi pecho, culmina en mi voz.
Tu lucha, perpetua en mi memoria.
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