¡Había caído una y otras veces más,
Cupido, triste, no sabía si llorar, reír,
sentir tristeza o burlarse de sí mismo!
Por qué huyes, por qué me olvidas, Amor?
¿Será que los corazones, no son humanos?
¿O, aprendieron a resucitar en cada agonía,
En cada partida del ser amado?
¡Triste corazón, terco, aferrado,
No llores más que,
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